22 diciembre 2014

Navidad con destellos.

Llegan las fiestas, nos hartaremos de comer, de beber, de familia, de regalar, de envolver y de festejar en general. Acabaremos hasta el gorro de todo eso, sí, pero las Navidades son el único momento del año en el que podemos dar rienda suelta a todos los brillos de nuestro armario sin temor.

La ocasión perfecta para sacar, al fin, esa prenda que nos compramos hipnotizadas por sus preciosos destellos pero que nunca conseguimos ponernos. Básicamente, porque carecen de sentido, son imposibles para bodas, bautizos, comuniones, ir a cenar o salir de copas. Ideales, pero como no nos inviten a fiestas súper arregladas, cócteles, inauguraciones o estrenos, van a seguir con la etiqueta puesta hasta el fin de nuestras ganas de dorado.

Aprovechemos estas fechas para dejar de preguntarnos a dónde nos creemos que vamos con unos shorts de lentejuelas. Aparquemos nuestros prejuicios sobre las pintas que llevamos. ¡Brillemos todas como burbujas Freixenet!


Aquí os dejo mis centelleantes, brillantes, dorados, plateados, de lamé, con lentejuelas y pedrería hallazgos en H&M.

Pantalones
Con un jersey de punto negro oversize, me lo pongo hasta un martes de febrero (bueno, el primero no me atrevo).



Faldas
Podemos darles otra oportunidad en la típica boda de compromiso a la que no nos apetece demasiado ir ni gastarnos la pasta. Aunque yo ya tengo la multicolor y me la puse en una boda a la que me apetecía mucho ir.



Vestidos y monos
Tiene que ser un evento a la altura de tanto brillo o daremos el cante (imposible no vernos). Ojalá necesitase ir así.



Crop tops
Si el talle y la calefacción están suficientemente altos, podemos lanzarnos con un crop top de lentejuelas.



Minifaldas
Sólo con media negra tupida. Si queremos que se vea la pierna, esperaremos pacientemente la llegada del verano, con una camiseta blanca de algodón y unas sandalias planas tienen muchas posibilidades de salir de nuevo a la calle.



Shorts
Un toque Rocky Balboa para salir de la esquina izquierda del cuadrilátero a lucirse al centro de la fiesta.



Chaquetas
Con unos vaqueros todo tiene una segunda vida. No sabría decir cuál pero todo es intentarlo.



Abrigos
No ha sido fácil encontrar abrigos que deslumbren. De hecho, creo que el brillo que desprende el peluche azul es de puro malo y sintético.



Sudaderas
Parece que H&M se ha inspirado en la Martirio “con el chándal y los tacones, arreglada pero informal”. A mí me ha encantado la idea.



Que pasen ustedes unas felices y deslumbrantes fiestas.

18 diciembre 2014

La venganza de nuestros padres.

Y, al final, nuestros padres pudieron vengarse de nosotros.

Por los mensajes repetidos hasta la saciedad, y muchísimo más allá.
Por no claudicar cuando su única recompensa era la ilusión de un cambio futuro.
Por las horas de sueño perdidas para siempre.
Por los castigos impuestos y cumplidos sin rendirse en el camino.
Por las infinitas ganas de querer pegarnos un berrido y reprimirse.
Por enseñarnos el valor del esfuerzo.
Porque las cosas se piden por favor y sin llorar.
Por sentirse horribles personas cuando tocaba ser estrictos.
Por su perseverancia cuando nada parecía cuajar en nuestras cabecitas.
Por las luchas con la comida para que ahora disfrutemos con la verdura.
Por todos los “¡Porque lo digo yo y punto!”.
Por tratar de hacernos mejores personas.
Por inculcarnos, a base de sudor -suyo- y lágrimas -nuestras-, el pundonor.
Por perdonar nuestros fracasos.
Por darnos aliento.
Por hacerlo lo mejor posible, aunque fuéramos incapaces de apreciarlo.
Por querernos incluso cuando menos lo merecíamos.

Y, pasados muchos años, todo cobra sentido para nosotros. Ahora, admiramos, sin contemplaciones y rendidos ante la evidencia, su trabajo como padres. Se ha cerrado el círculo, nuestra progenitura nos ha abierto totalmente los ojos y podemos ver que ser padre es una tarea harto complicada.


Pero la comprensión no es suficiente lección; la vida siempre tiene una mejor y mucho más divertida. Nuestros hijos serán iguales que nosotros, con todos nuestros cansinos defectos infantiles.

Ésa será su venganza. Y nuestro castigo.



15 diciembre 2014

Evitando el supermercado.

Cada vez apuro más el tiempo entre visitas al supermercado. Necesitaría acudir con la misma frecuencia de siempre pero es superior a mis fuerzas. Me da una pereza espantosa, a veces, preferiría comer la escarcha de la nevera. Y como voy posponiendo para la semana que viene, que creo con lo que tengo saco una cena para el niño, sólo consigo empeorar el asunto. Ha pasado tanto tiempo desde mi última visita que me hace falta de todo, mi lista de la compra es infinita. Un círculo vicioso del que no soy capaz de salir.


Como la supervivencia agudiza el ingenio, he ido depurando mi técnica y mis recursos han aumentado a la par que mi desidia. Cuento ya con una buena serie de artimañas para postergar la compra sin acabar con escorbuto.

  • Me abastezco como si se avecinara un tornado. Conozco la fecha de caducidad aproximada de todos los productos "frescos". No pillo nada que no dure, por lo menos, 3 semanas. Sé que las natillas aguantan 15 días más que el yogur natural y los huevos más de un mes (no sé por qué siempre he pensado que su vida era de 5 días o salmonelosis).
  • Compro leche y papel higiénico para una familia con 10 hijos, sé que nunca me quedaré sin mercancía tan imprescindible.
  • Tengo un fondo de congelador surtido (verduras, pizza, filetes, croquetas, lomo adobado, pechugas de pollo, puré de verduras, palitos de pescado) que me aporta mucha seguridad. Si la nevera está vacía, veremos qué se ofrece en el compartimento inferior. Si allí no encuentro una salida, voy fatal.
  • He interiozado fenomenalmente la diferencia entre fecha de consumo preferente y caducidad. Como el yogur sólo ha perdido alguna propiedad nutricional (en mi cabeza es una vitamina o algo de calcio, chuminadas), lo que comenzó siendo algún día de más frente al indicado en la tapa, ha terminado en más de un mes. Si no tiene moho, sabe normal y no huele raro, yo me la juego (aunque la olfativa no es una gran referencia para mí, sólo huelo para saber si algo está bueno así que no estoy acostumbrada y todo tiene un olor extraño, ¿no huele la leche mal siempre? Si siguiese ese criterio, siempre la tiraría por el fregadero). Con el peque no voy más allá de dos días, que me da mucho cargo de conciencia y me siento una madre horrible.
  • El puré de brick, es, junto con las cucarachas, lo único que sobreviviría a un holocausto nuclear. Siempre están en fecha, es una cosa… La despensa llena, son muy fáciles de organizar (y de paso echas un Tetris) y duran toda la vida; un comodín estupendo para comer verduras sin pasar por la tienda.
  • Imprescindible tener pasta, arroz y tomate. Un recurso fácil que nunca te deja tirada.
  • Cuando la cosa se pone muy fea, casa de mamá viene a ser como pasarse por Opencor. Pan de molde, pasta de dientes, unos yogures, jamón de york. Aunque nuestra nevera no esté aún en números rojos, un par de tuppers de comida casera son siempre una bendición.


Así que siempre voy al supermercado con la intención de no volver jamás.

11 diciembre 2014

Estadística lectora.

Andaba yo pensando en ideas para algún post (siempre son bienvenidas) y se me ha ocurrido que, para finales de año, iba a hacer uno sobre libros. Básicamente, mi balance lector del 2014. Así que, mientras los recopilaba, me ha entrado una duda existencial, ¿cuánto se lee? La incógnita ha surgido, obviamente, por puro afán comparativo, que es muy malo y muy feo y me llevará derechita al infierno.



Puestos a cometer el sacrilegio, hagámoslo bien. Así que me he ido a la web del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, apartado de Estadísticas (primera entrada en Google para “estadísticas lectura España”, que no se me habría ocurrido ni de coña). El caso es que parecía ir por el buen camino; ojeemos pues la Nota Resumen del Anuario de Estadísticas Culturales 2014; con ese nombre tan largo y profesional tiene que ser la reina de todas las fuentes de información. Pues resulta que no, es una auténtica basura de 11 páginas. Como único dato útil, sabemos que la tasa de lectores anuales asciende al 58,7%, sea lo que sea para el ministerio un lector anual.

Visto que no podré conformarme con esta birria de resumen, iré al origen: El Anuario con sus 353 páginas con datos fascinantes y súper actualizados con cifras del 2011… ¡Vaya mierda de estadísticas del 2014!
No sucumbo al desánimo, persisto en mi búsqueda entre centenares de tablas y, aunque nada consigue acercarme a lo que estoy buscando, ahora soy capaz de segregar mi desinformación por sexo, edad, estudios, comunidad autónoma, motivación…

He puesto algo de luz sobre el 58,7%; ahora sé que un lector es una persona que leyó libros en el último año... A pesar de mi empeño, no he logrado averiguar nada. Todo ha resultado inútil, infructuoso. El estudio cambia la muestra a trimestral y no puedo comparar el dichoso porcentaje con nada. Sólo sé que:
- El 34,9% de la población compró libros en un trimestre.
- El 48,2% del total de personas consiguieron libros en un trimestre (independientemente de qué forma los adquirieron).
Y esto es todo lo que hay. Un asco. Así no puede compararse una con nadie.


Total, que a falta de unas semanas para cerrar el ejercicio lector, y sin contar los 3 ó 4 ejemplares que se encuentran en poder de mi madre y Hermana que me impiden hacer el promedio en condiciones (volveré a por ellos, que lo sepáis),mi estadística lectora del 2014 es la siguiente:
  • 37 libros.
  • 17,4 kilos.
  • 93 centímetros.
  • 3 tomos al mes.
  • 348 gramos semanales.
  • 7,75 centímetros mensuales.


Y sigo sin saber si leo por uno o por 5 habitantes.

09 diciembre 2014

DIY navideño.

Este puente ha sido largo (tres domingos seguidos) y lluvioso. Tanto tiempo en casa que he terminado fisgando DIY navideños en Pinterest. Ésos tan sencillos, rápidos y con unos resultados espectaculares. Y lo he vuelto a hacer, me he lanzado.


Imbuida por el espíritu de las Navidades futuras y unas ganas de sentirme creativa a la par que habilidosa, me he puesto a envolver regalos. En realidad, a hacer que empaqueto porque no tengo nada comprado todavía. Pero eso no ha sido un impedimento. Tampoco lo han sido que sean necesarios papel de estraza, periódicos viejos y cordel y que yo sólo disponga de folios de colores de IKEA y de un par de revistas. Hoy Yourself no podría conmigo. Hoy yo sería Yourself (sería Myself, para entendernos).

Me he pasado todo el día recortando, doblando, pegando, cosiendo. He hecho pruebas con hilo, betún, sellos, rotulador, plastidecor. He arrancado hojas de mis plantas de plástico (el verde queda genial, lo he visto en Pinterest). También he elegido estratégicamente cada uno de los objetos a envolver, siempre con forma rectangular y con el tamaño adecuado a mis recursos de papelería. Finalmente, han sido tres libros, un DVD, un CD, una caja de Nespresso recortada (entera no cabía) y otra de lápices. Y sólo me ha llevado la jornada completa y dolor de espalda.

Una vez terminado el trabajo, llega el momento culminante de todo DIY: la foto. Aquí también me he venido arriba, aunque no no se note. He movido mesas, sillas, jarrones, plantas, alfombras, lámparas y todos los objetos decorativos de la casa. He elegido el fondo, la mesa, los complementos, la luz (bueno, he movido un flexo), el encuadre, la colocación, los filtros. Y he tirado cientos de fotos.

Y éste ha sido el resultado. Un quiero y no puedo en toda regla, basta con echar un vistazo a mis intenciones para darse de bruces con mi realidad. Con lo sencillo que parecía...







La conclusión de mi iniciativa DIY es que no merece la pena semejante frustración, ese abismo que separa la imagen mental de la cruda realidad.
Otro auténtico sinsentido es el esfuerzo. ¡Ni se os ocurra hilvanar el nombre de nadie en letras recortadas de una revista! Es un trabajo que nadie apreciará nunca lo suficiente (yo no lo haría, desde luego).
Mejor el papel de regalo normal y corriente y dedicamos el día de lluvia a hacer punto de cruz y escondemos nuestra obra en un cajón.


04 diciembre 2014

01 diciembre 2014

Otro año de ausencia.

Para las Anas de su vida.


Ana, su hija. Su apoyo, su energía, su fuerza, su valor. Todos sus motivos fueron Ana.

Ana, su madre. Demasiadas despedidas para una vida, ella fue su último adiós.

Ana, su hermana. Un reencuentro tardío las unió para siempre y pudieron quererse como nunca supieron. Ana, su hermana, que era la mediana.

Ana, su primera sobrina, su preferida, la madrina de su hija Ana.


Para ellas y para todos los que te quisimos, hoy es un día triste.


27 noviembre 2014

El negociador.

Mi vida se ha vuelto un mercadillo. Me paso el día regateando, negociando, rebajando y discutiendo cualquier cosa. Estamos en una fase en la que nuestra existencia es un trato, todo tiene un precio y resulta que pongo uno demasiado alto.



- El número de cucharadas de puré que se tiene que tomar antes de zanjar la cena. Suele girar en torno a tres, aunque alguna vez me ha sorprendido diciendo doce. Y yo pensando que me había salido el negocio redondo -risa interior de felicidad suprema- y que con una docena acabaría el plato seguro. Pero no, es un tipo pequeño y astuto y me ha hecho un timo de la estampita en toda regla. Y yo, el primo como una campeona.

- El baño. Independientemente del tiempo que lleve a remojo, siempre habrá una última cosa que podría haber hecho, un trago más de agua, otra pompa de jabón, una aguadilla o simplemente prolongar el chapoteo. ¡Hagan juego señores! ¿Cuánto tardaremos en salir?

- La polémica de los cuentos antes de dormir. El desencuentro gira en torno a la longitud del relato, si elegiremos uno largo (él) o uno cortito (yo) y, en este último caso, si leeremos uno (yo) o dos (él). Teo me parece el máximo de páginas que estoy dispuesta a tolerar, llego a la 13 hasta las narices del parque acuático, la montaña, la playa, el tren, los abuelos, los primos y la madre que parió al protagonista.

- El ganador de las carreras. Es una decisión que se toma de antemano, previa discusión. Dependiendo de las ganas que tengamos de educar el asunto de perder, porque el niño no trabaja segundos puestos sin autorización expresa previa, dedicaremos más energía al intercambio de posturas. En cualquier caso, en la línea de salida ya tiene claro que él será el vencedor, salvo alguna pequeña concesión para mantener vivo el entusiasmo del contrincante.

- El i-Pad. El último vídeo no existe, es una farsa, una estrategia que debieron enseñarle en el campamento de regateo gitano al que acude en secreto desde que nació. Es un grandísimo negociador en estas lides, rapiñará hasta el último segundo de imágenes. Y siempre te queda esa sensación de que, aunque le hayas apretado las tuercas, te ha dado el palo.

- Lavarse los dientes, vestirse, ponerse los zapatos. Cualquier actividad que sea capaz de hacer solo pero le dé pereza será negociable. Y si es por las mañanas en días escolares, él tiene la sartén por el mango y lo sabe. Usará toda clase de tretas, subterfugios y artimañas. Llorará, se enfadará, correrá en pelotas por la casa, pedirá abrazos, segundas oportunidades. Recurrirá al más vil de los chantajes para lograr su objetivo, que lo haga la menda. Y si a las 8.30 no estamos saliendo por la puerta, es harto probable que así sea…



Son necesarios mucho temple y la mente fría y calculadora para sellar tratos de semejante envergadura. Un mal día y has firmado un contrato basura que te compromete de por vida. Así que estoy valorando redactar un convenio semestral que estipule los términos y condiciones de nuestra relación materno-filial. Porque me parece que, con tanto mercadeo, siempre pierdo, aunque todavía no tengo claro qué.

24 noviembre 2014

Los guapos de antes.

Ni Leonardo, Ashton, Orlando o Justin. Muchos menos Cristiano. Ni siquiera Jude, George, Hugh, Tom. Ninguno de ellos está a la altura de los guapos de antes.


Aquellos galanes con un punto rufián, viriles y con clase. Igual de atractivos en vaqueros que de esmoquin. Enamoraron a nuestras abuelas, lo consiguieron también con nuestras madres y su sonrisa canalla llegó hasta nosotras. ¡Ésos sí que eran tíos guapos!


Algo ha debido pasar por el camino y, sin saber cómo, nos han dado el cambiazo. Un timo en toda regla.
Los tipos que nos venden ahora son unos cursis con pendientes de brillantes, cuerpos machacados en el gimnasio, cejas depiladas y muy poca gracia. Tan preocupados por su belleza que han perdido todo el encanto. Redichos, repeinados, metrosexuales y sosos.
Parece que ahora el atractivo reside en la fama y los músculos en lugar de en la mirada. Y por eso no cuela.



Yo me quedo con Paul y los de su quinta.

20 noviembre 2014

Carpe diem.

Una de las grandes enseñanzas que dejan los procesos difíciles, los duros de verdad, es aprovechar el momento. Suena a filosofía trillada, a coaching barato, a consejo facilón de crecimiento personal. Sin embargo, es cierto. Aunque, lamentablemente, sólo podrás sentirlo después de la gran hostia. Se aprende por el camino duro…



En medio de la tormenta, echas la vista atrás, justo antes del día D a la hora H, y te das cuenta de lo sencillo que resultaba todo entonces. Y ves lo ignorante que eras, no supiste concederle el valor que tenía. ¿Cómo pudiste dejar escapar ese día como si fuese uno más? Te arrepientes.

Esa mirada al pasado, con las vivencias presentes como referencia, lo cambia todo. Tu perspectiva se amplía y se iluminan rincones ocultos, vacíos. Ves donde antes no había y aprendes a disfrutar de los momentos en los que no sucede nada, de la vida pasando sin sobresaltos, disgustos, dolor, pena.


Te han enseñado el lado oscuro y tú te aferras a la luz, al clavo ardiendo. Ahora eres hiperconsciente de lo bueno, sabes su precio y su fragilidad. Temes que pase desapercibido de nuevo.


17 noviembre 2014

Día caniche.


Estás insoportable, lo sabes y todos lo notan. De hecho, ni siquiera te caes bien.
Eres malhumor y enfado, hostilidad en general.
Tienes el ceño tan fruncido que tus cejas se juntan en una sola.
No te apetece la gente pero quedarte a solas es una pésima opción, eres la peor compañía.
Ladras, gruñes y, con suerte, emites algún monosílabo.
Estás pelona, buscando el encontronazo.
Nada te parece bien y te frustras y ofuscas continuamente.
Perjuras constantemente y en voz alta.
Mejor que no se crucen en tu camino, cosa bastante improbable ya que nadie quiere estar contigo.
Respondes mal y eso sólo acrecienta la sensación de malestar general, la culpa nunca ha aliviado nada.
Elucubras venganzas.
Cualquier motivo es válido para cabrearte más todavía.
No haces nada a derechas, no das pie con bola. El día se tuerce por momentos. Se te quedará colgado el ordenador, perderás un documento, no guardarás los cambios, olvidarás algo importante.
Emites malas vibraciones.
Necesitas una cabeza de turco, alguien que te ayude a liberar tanta mala leche.
Ya eres mayor y no puedes morder pero lo harías con agrado.
Sueltas más tacos que palabras.
Es el momento perfecto para regodearte en tus miserias.


Un día caniche no cambia de rumbo, sólo se pasará mañana. Así que vete a la cama lo antes posible y deja descansar a los demás, que están de ti hasta el gorro.


13 noviembre 2014

¡Siempre me toca a mí!

Hay tareas que, por muchos habitantes que tenga la casa, parecen recaer indefectiblemente sobre nuestros hombros. Lo curioso es que todos coincidimos en ese punto, será porque son una pereza y sólo nos quedamos con la parte afectada, yo.


Lista de cosas

- Todo lo relacionado con la basura: cambiar la bolsa, tirarla, reciclar el vidrio.
- Sustituir el rollo de papel higiénico.
- Lavar el cuchillo bueno, el único que corta bien de toda la cubertería.
- Limpiar la cafetera.
- Cambiar al niño.
- Hacer la cama.
- Llenar la jarra de agua.
- Coger un tubo de pasta de dientes nuevo.
- Llamar al técnico de la caldera.
- Sacar al perro.
- Vaciar las cápsulas de la Nespresso y cargar el depósito de agua.
- Abrir una nueva botella o cartón de leche.
- Comprar los regalos de Navidad.
- La revisión del pediatra o el veterinario.
- Meter en la nevera zumo, cerveza, Coca-Cola, lo que sea que te guste tomar frío.
- Sacar las cosas limpias del lavaplatos.
- Poner la mesa.
- Hacer el café en la oficina.
- Ir a por el pan.
- Fregar la tabla de cortar.
- Reponer los avíos del cuarto de baño: gel, champú, bastoncillos de oreja, algodón, desmaquillador de ojos.
- Pasarse por Correos.


¡Todo lo tengo que hacer yo! A ver si mi niño empieza a responsabilizarse de temas y queda con los de Naturgas que toca revisión en breve.


10 noviembre 2014

Planes con niños.

Mi hermAna no para, es una fuente constante de ideas y proyectos. Necesita dar rienda suelta a su creatividad infinita y, para lograrlo, requiere cómplices. Al final, Hermana o yo sucumbimos siempre a sus cantos de sirena y metidas en algún embolado. El problema es que todavía no ha encontrado ninguno que la haga millonaria, sólo le vienen a la mente cosas altruistas: un blog diario chulísimo de decoración con Hermana que tuvieron que dejar por falta de tiempo, otro de cuentos infantiles con dos amigas en la que ella hace las ilustraciones. Lo más cerca que ha estado del dinero fue cuando, junto con unas amigas y Hermana, montaron una pop up store con la que consiguieron no palmar pasta.


Ahora me ha pedido que le eche un cable. Y yo he tardado un segundo en aceptar su oferta, por supuesto. Así que nos hemos puesto manos a la obra con una idea genial y gratuita.

Tras recopilar muchísimos planes que ha hecho con sus hijos, decidió que quería hacerlo circular. Y no valía una versión cutre, la típica lista de Word de andar por casa. Mejor algo bonito, con un punto de diseño, que lleve tiempo y trabajo pero de uso sencillo y práctico. Con mis conocimientos de Excel, su buen gusto y nuestras experiencias como madres, hemos creado una tabla genial con planes para hacer con niños en Bilbao. Todavía estamos dándole algunas vueltas a las categorías definitivas, buscando ideas nuevas, pidiendo opiniones pero el proyecto está lo suficientemente avanzado como para poder compartirlo.



Esta tabla es un proyecto que busca crecer y ampliarse. Nos encantaría que cada uno aportase su granito de arena con un plan que haya hecho y nosotras desconocemos. Si lo compartimos, esta idea se hará grande y todos la disfrutaremos.
Hemos bloqueado la base de datos para poder disponer siempre de la versión original y actualizada con todos los planes que se nos vayan ocurriendo. No somos piratas informáticos así que desprotegerla será tan sencillo como ponerle una clave… Pero ya os hemos contando por qué lo hacemos.
Cualquier sugerencia o plan será incluido y, ya que lo hacemos y compartimos porque queremos, esperamos que la hagáis circular y que compartáis con nosotras todos vuestros planes con niños dejando un comentario en este post.

Os dejamos los links a la tabla y el manual de instrucciones (por si alguien no sabe de Excel).


Y con esta visión nuestra de los negocios, así nos va…


06 noviembre 2014

Escandalizando.

Me pasa con Almodóvar y también con John Irving. Son tan alternativos, tan outsiders, tan rocambolescos contando historias que se han vuelto de lo más previsibles.


Quieren mostrarnos la realidad invisible a nuestra mirada burguesa y acomodada. Enseñarnos que existen otras maneras de vivir, diferentes a cualquier idea preconcebida en nuestras encorsetadas mentes. Demostrarnos que nos equivocamos, que todo tiene cabida. Cada uno es dueño de su vida y algunos valientes deciden existir a su manera, hasta el final, aunque no encajen en la sociedad, con sus familia, entre sus amigos. Hasta ahí, una gran lección.

El problema es que los tabús van cayendo. Renqueante, la sociedad ha conseguido avanzar. Y los escandalizadores van envejeciendo. Tratar la homosexualidad (o cualquier tendencia) ha dejado de ser una osadía para volverse en un tema de lo más común, casi banal. El mundo del cine y la literatura se ha quedado sin el comodín más provocador de todos los tiempos, el sexo. 

Así que nuestros transgresores se han quedado huérfanos. Ahora, la búsqueda del escándalo es mucho más costosa. El público ha normalizado tantas cosas que estos creadores se las ven y se las desean para conseguir que alguien se eche las manos a la cabeza, como hacían antaño. El resultado final es una auténtica parodia, rizar el rizo de lo absurdo, cayendo demasiadas veces en lo grotesco.
Su único objetivo es mantener su imagen de enfant terrible pero no parecen darse cuenta de que, con el paso de los años, ellos también se han quedado obsoletos. Su lenguaje, su insurrección y su rebeldía no son más que una pose. Sus historias de ahora son de pacotilla.


El timo de Almodóvar.
- Pedro, contigo llegó el escándalo. ¿De dónde sacas la inspiración?
- Es que mi entorno es así. ¡La vida es así!
- Pero antes sólo había gays y algún transexual, ¿no?
- Esto también estaba pero la sociedad no quería verlo. No era lo suficientemente madura.
- ¿Por eso nos lo cuentas en tus últimas películas?
- Sí, hasta ahora no quería desvelar toda la verdad. Sabía que no estabais preparados aún.
- Así que tu ambiente ochentero no lo formaban homosexuales condenados en la era post-franquista y católica como nos has contado hasta ahora sino que en realidad son monjas que se preñan de transexuales con SIDA., ¿es eso?
- Sí.
- Anda ya, Pedro.
-Te lo juro por la Virgen de Regla.
- Vete yendo para casa que se te ha hecho tarde.


El quedo de Mr. Irving.
- John, en su última novela trata usted la marginación de los bisexuales.
- Efectivamente. Se luchaba por los derechos de los homosexuales pero ellos ignoraban y despreciaban la bisexualidad.
- Toda una paradoja…
- Que la gente desconoce hoy en día y había que mostrar también.
- Sin embargo, no prescinde de su temática habitual.
- Claro, el sexo está en todas partes. No se puede contar nada sin hablar de sexo.
- Y tenemos también la sempiterna atracción de sus jóvenes protagonistas por mujeres mayores.
- Sí, es algo que siempre he sentido. Lo conozco y escribo sobre ello.
- Pero aquí nada es lo que parece. La atractiva mujer madura resultaba ser un transexual. ¡Todo un golpe de efecto!
- Me gusta hacer pensar al lector. Provocar reacciones. Que experimente sensaciones nuevas. Ver hasta dónde puede llegar.
- John, nos está usted contando lo mismo de siempre pero con pitilín.
- Ya.
- Pues no ha colado.


Me resulta más transgresor mi hijo de cuatro años diciendo “¡Teta!” que estos dos viejos haciéndose los vividos.


03 noviembre 2014

Domingos.

El domingo no me convence. Es, después del lunes, mi día menos favorito de la semana.


Es perezoso, largo, de pijama, comidas pesadas y siesta; nunca termina de arrancar del todo. La ciudad está vacía, como si siempre hiciese demasiado frío o demasiado calor.


Si sales temprano, te encuentras en mitad del desierto, con la calles sin poner todavía. No hay tráfico, no hay gente y reina el extraño sonido a ciudad deshabitada, insólitamente silenciosa. Y en domingo, las 7:00 son igual de madrugadoras que las 11:00.

El cambio empieza a producirse bien entrado el mediodía. Seres humanos van saliendo de sus portales con cuentagotas y repoblando el afortunado parque o plaza. El barrio suena al fin.
La cota máxima de densidad demográfica callejera se alcanza durante el aperitivo, un par de horas en las que no te sentirás el único morador del planeta. Pero es un espejismo breve. A la hora de comer -nunca más allá de las 15:00-, vuelve el toque de queda y todos regresamos obedientes a nuestras madrigueras. La ciudad vuelve a su estado original, casi vegetal.

Las tardes presentan el mismo panorama desolador. Algún transeúnte desperdigado aquí y allá, ignorante de la niebla ácida del séptimo día que se cierne sobre la villa. Como si de una película apocalíptica se tratase, sólo las necesidades más básicas nos harán abandonar la seguridad de nuestros hogares: una visita a la farmacia a por Dalsy o al Opencor a comprar leche y café para el desayuno.

Lo peor es que entre las cuatro paredes de nuestras casas, el plan es también una pereza. Es una jornada interminable, tediosa, con niños aburridos y adultos amodorrados, todos enfurruñados. Saldríamos a despejarnos si no fuese porque podríamos desintegrarnos al poner un pie en la calle.


El domingo se nota en el organismo, no terminamos de estar a gusto en ningún sitio. A lo mejor es porque el lunes se cierne sobre nuestras cabezas…

30 octubre 2014

La mala ortografía.

Escribir bien está pasado de moda. Nadie parece prestar demasiada atención a lo que leerá el prójimo. Con lo poco que cuesta esmerarse y lo que se agradece un texto en condiciones.



La ortografía va de mal en peor y resulta sorprendente, considerando que nada está escrito directamente sobre el papel. Toda comunicación se realiza mediante dispositivos electrónicos con la función auto-corrector establecida por defecto. Ésta se dedica exclusivamente a señalar, descaradamente, cada una de nuestras faltas. Y sin embargo, permanecen ahí. Las puedes ver en cada e-mail, mensaje, whatsapp, documento o presentación. Y a nadie parece importarle demasiado. ¿En qué nos estamos convirtiendo? Si nuestros profesores de lengua levantaran la cabeza…

El asunto de las tildes está totalmente desbocado, como si fueran prescindibles. Una norma tonta que se inventaron hace siglos y de la que podemos pasar tranquilamente. Hoy en día, fijarse en esas cosas es de sibarita o de pringado, seguramente de ambos. Qué más dará ponerlas o no, si al final nos entendemos. Llegados a estos extremos de laxitud, sólo nos queda comer con los pies encima de la mesa y masticar con la boca bien abierta.

Además, la RAE no hace más que allanar el camino hacia el analfabetismo. Sus niveles de tolerancia están bajo mínimos. Han llegado a simplificar tanto sus usos que me estoy quedando desfasada con mi ortografía de EGB. Ahora resulta que todas las reglas que tuve que interiorizar durante mi escolarización están rayando el error ortográfico o gramatical. ¡Hasta aquí podíamos llegar! Porque anda que costaba mucho colocar una tilde a sólo de solamente o diferenciar éste -pronombre- de este –adjetivo demostrativo-.

Sin embargo, ni la flexibilidad académica ni la tecnología podrán hacernos todo el trabajo. ¡Oh! El resultado final dependerá, indefectiblemente, de los conocimientos ortográficos del autor. Si la memoria no alcanza a recordar las reglas más básicas, los textos estarán repletos de faltas muy graves. Lo peor, que nunca serán conscientes, tamaña dejadez a la hora de escribir implica que le relectura no forma parte de sus hábitos. Así, nos encontraremos con haber en lugar de a ver, y viceversa; echo y hecho intercambiados; porque, por que y por qué utilizados tan mal que se me saltan las lágrimas.


Y luego está la puntuación. Menospreciada, rebajada, denostada, apaleada, es la gran olvidada. Si no importan las tildes, cómo vamos prestar atención al punto y coma.
Estamos en una situación tan crítica que ni siquiera tienen la categoría de error. Así, cualquier escrito salpicado de comas sin orden ni concierto puede pasar por bueno sin que se mencione el tema. Ya no me atrevo a corregir los fallos de puntuación de un texto porque me miran raro, piensan que soy una petarda maniática. Aunque sea tan flagrante como SUJETO, VERBO. Semejante patada en la boca del estómago de la lengua española (y diría que en la del resto de idiomas) tendría que chirriar a cualquiera que tuviera el graduado escolar. Por eso creo que los concursantes de MYHYV son los escribanos de todos los despachos del país.


Personalmente, paso muchísima vergüenza ajena cuando leo algunos sacrilegios, aún sabiendo que al infractor le viene importando un auténtico carajo. Pero me agobia pensar que, como me descuide, puedo ser yo la que esté enviando semejante mamarracho y que al otro lado se encuentre alguien de mi calaña.