24 octubre 2016

Mi yo más macarra.

Hay gente, situaciones, que sacan a relucir tu lado más barriobajero. Una versión de ti que perjura, insulta, maldice, hace cortes de manga sin pestañear y no dudaría en romper un botellín de cerveza para dar un toque más dramático a la escena.



Todo comenzó una plácida mañana de sábado de camino a una cervecera. Carretera con curvas, niño que se marea y, claro, hay que parar. Tiras el coche a toda prisa donde buenamente puedes, pendiente de que no vomite dentro, sales a la carrera, le sacas en un nanosegundo y a esperar a que se le pase el blancón al pobrecito.
Cuando parecía que estábamos listos para reanudar el viaje, se acerca una tía de muy malos modos, buscando un poco de gresca de fin de semana.
- ¡Oye! ¡Aquí no se puede aparcar! ¡Esto es una propiedad privada!
- Perdona, he tenido que parar un segundo, que se ha mareado el niño. No podía pararme en el stop que me estaban pitando.
A todo esto, hay que ver la situación: niño color verdoso, madre con cara de agobio máximo. Pero eso no era lo importante, claro…
- Ya, siempre decís lo mismo. No podéis venir a recoger a los niños y aparcar aquí.
- ¡¿Qué? Es que no tengo ni idea de lo que me estás contando.
- Sí, claro… ¡Si vienes siempre aquí a dejar a tu hijo!
Primera vez en mi vida que estoy en ese sitio (al que ni siquiera sabría volver).
- No tengo ni idea de lo que me estás contando. Mi hijo no va a ningún colegio aquí.
- ¡Seguro! ¡Estoy harta! Es que no puedes aparcar aquí cuando quieras.
- Oye, que he parado cinco minutos.
- ¡Menudo morro tienes!
- Mira, te estás equivocando de gordo. No sé de qué me estás hablando.
- Ya, claro, ¡¿pero qué te crees?! ¡Me tenéis harta!
- Oye, tía, que ya te lo he explicado. Déjame en paz que el niño se encuentra mal.
- ¡Si siempre estás aparcando aquí!
- ¡¿Pero qué cojones dices?!
- Pues que aquí no se aparca.
- ¡Vete a la mierda!
Y abro la puerta del coche, no sin antes dedicarle mi anular bien alto.

Pero la tipa no iba a parar tan fácilmente, no en vano contaba con un marido guardaespaldas mientras que yo estaba sola con un niño mareado. Me llevaba un armario empotrado de ventaja así que, vuelta a la carga (y todavía sigo sin meterme en el coche):
- ¡Qué fina eres, chavala!
- ¡Y tú qué subnormal! Te estoy diciendo que mi hijo no se encuentra bien.
- Es que aquí no se puede aparcar, ¡es una propiedad privada!
- ¡Joder, menuda gilipollas!
Ahora sí, arranco, le dedico otro par de cortes de manga sacando el brazo por la ventanilla –todo lo macarra que puedo- y me voy. Me gustaría poder decir que me fui picando rueda, pero no sé hacerlo.


Lo más feo de este asunto –quitando el mal cuerpo que se te queda cuando discutes en esos términos con una desconocida- es que la tía sólo vino porque se sintió más fuerte. Me vio sola con un niño y atacó, la muy zorra.
Hace falta ser muy chunga para crecerte -con un marido al lado- frente a una tía a la que has visto y considerado desprotegida.

¡Menuda gentuza! Estoy por volver allí con un par de maromos bien ciclados para tener otra distendida conversación sobre la propiedad privada.

10 octubre 2016

Conclusiones de un largo y cálido verano.

- Las decisiones difíciles también hay que tomarlas.
- Si no puedes comprarlo, cópialo.
- A veces, las cosas son simplemente lo que parecían.
- Puedo decir que tengo una amiga desde hace 20 años.
- Hay gente increíblemente valiente y tenerla cerca es un ejemplo.
- La mejor resaca, la de una farra con amigas con agujetas en la tripa de reír.
- Descubrir nuevos hobbies y apasionarte.
- No entiendo a los tíos, a nivel local, nacional ni internacional.
- Aprender a conducir un Land Rover mola un montón.
- París es siempre una buena idea.
- Tener razón, en ocasiones, duele.
- Conocer a alguien, congeniar al instante y pensar cómo es posible que no seamos amigas desde hace años (¡y por duplicado!).
- Ali Express es genial.
- El 95% de las conversaciones con mi hijo son de superhéroes y súperpoderes (y no entiendo el 70%).
- Cuando se cierra una puerta, enciende la luz hasta que se abra la mítica ventana, mejor ahorrarte un tiempo de penumbra...
-¡Qué bien sientan unas cañas con amigos!
- Si puedes enmarcarlo, cuela.
- Hay cosas y gente que nunca entenderé; soy mus.
- Los planes con el abuelo son insuperables.
- Hacer el chorra es divertidísimo, aunque te miren raro.
- Lo bueno de tener tetas de plástico es que puedes llevar sujetadores meramente conceptuales.
- Leer compulsivamente no es malo (me lo ha dicho el psi).
- La decoración de bibliotecas se me da bastante bien.
- Las risas son la mejor medicina, y el Cipralex, el Trankimazin, el Orfidal…
- Agosto en la oficina puede ser un todo un reto, más bien a nivel creativo que profesional, pero mereció el esfuerzo.



 Y esto es lo que he sacado en claro de este largo verano; menos da una piedra...