26 octubre 2015

Cosas que finalmente tampoco has hecho este fin de semana.

Se me van acumulando las cosas que quiero hacer un fin de semana pero que nunca encuentro el momento. Bueno, momentos posibles hay a patadas, lo que pasa es que una extraña fuerza sobrenatural me retiene alejada de todas esas tareas que me he prometido hacer.
La verdad es que no termino de entender mi actitud, si se supone que harán mi vida mucho más cómoda… El caso es que pasan los meses y no consigo meterle mano a ninguno de los puntos de mi To Do List.
Y mientras más lo deje, más larga se va haciendo la lista porque, no sólo tengo que guardar las sandalias en el altillo, sino que además necesito poner tapas a dos pares de zapatos.



Ahora mismo, tengo sobre la mesa los siguientes temas pendientes:
  • Ir a IKEA a por cosas muy pereza tipo funda para la tabla de planchar, un estor o pinzas para cerrar bolsas.
  • Recoger las montoneras que se han reproducido tras mi último intento de eliminarlas. ¡Han vuelto y con más fuerza que nunca!
  • Guardar mi ropa de verano. Me he saltado guardar la ropa del invierno pasado, que se mezcló con la de verano que nunca llegué a sacar del todo. Ninguno de los dos procesos concluyó de forma satisfactoria pero ya ha llegado el momento de enfrentarse al otoño-invierno 2015-16.
  • Guardar la ropa de verano del enano. Sigo la misma estricta disciplina para mí y para mi vástago, no hubo cambio oficial de temporada así que ahora hay un batiburrillo de bermudas, pantalones de pana, camisetas, punto gordo, bambas, botas…
  • Ordenar mi armario. No es suficiente con guardar, llega un momento en el que hay que deshacerse de cosas. Pero una nunca sabe qué se querrá poner en febrero, tal vez sea el momento de darle otra oportunidad a aquel vestido abandonado desde el invierno del 2010. ¡Es tan difícil!
  • Ordenar el de mi hijo. Los cálculos a ojo no sirven de nada y resulta que se le ha quedado todo pequeño, corto, prieto, roto, ajado.
  • Recoger la biblioteca. Es un almacén de juguetes y trastos así que no me caben los libros pero sí un parchís, la casa de Peppa Pig, una vajilla de juguete, 4 cestos llenos de coches. A lo mejor si le cambio el nombre por trastero dejo de agobiarme por cómo está (un agobio muy teórico) y lo tacho de la lista.
  • Hacer la compra. Es una tarea que siempre está pendiente, aunque acabe de ir al supermercado -siempre se me olvida algo vital tipo detergente para la lavadora-. Y luego está Opencor, que resolviéndote las papeletas a deshora, sólo te ayuda a posponer otra semana más.
  • Tirar cosas en general. Al final va a ser la única manera de resolver todos los puntos anteriores (menos el de la compra, ése siempre está ahí).


Y hoy, como rezo todos los domingos, “del finde que viene no pasa”.


2 comentarios:

  1. Creo que si metes todo dentro de tu armario (montoneras, ropas varias, tuyas y de Tomás, y juguetes), y te vuelves omnívora, reduces la to do list a una única tarea muy gorda.

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    1. La Gran Tarea.
      Seguramente pasen cosas si lo dices tres veces delante del espejo a medianoche.

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