21 diciembre 2015

20D quiz.

Pase lo que pase en estas elecciones, seguro que cada uno trazará su propia línea de puntos.


También estoy segura de que habrá sido un triunfo de la democracia, unas elecciones históricas, de que el pueblo ha hablado y ha decidido que quiere (póngase aquí lo a que a uno le convenga).


17 diciembre 2015

Cosas que no cuentan como regalo.

Voy a aprovechar estos momentos de consumo navideño y cartas a los Reyes Magos para hacer la lista de cosas que, no sólo no quiero como regalo, sino que ni siquiera concibo como tal.

Inspired by quotesideas.com

Cremas.
Da igual que sean extraordinarias, carísimas, milagrosas, secretas, un imprescindible o lo mejor para las arrugas con resultados extraordinarios. Si me da pereza gastarme mi dinero en cremas, tampoco quiero desperdiciar mi comodín sorpresa así.
Además, detrás de la buena intención subyace un punto de cruda realidad porque hidrata genial (cara acartonada), va fenomenal para las patas de gallo (que ya tienes, campeona), reduce ojeras y bolsas (ojos hinchados), efecto lifting (pelleja). Peor todavía si son corporales: reafirmante (blandengue), anti celulítica (¡horror!) o exfoliante (piel chunga por todo tu cuerpo).
Es como regalar un vale de farmacia, no voy a morir de emoción.

Colonias y perfumes.
Sé que es uno de los grandes éxitos navideños pero me da la misma pereza que las cremas, aunque los frascos son mucho más decorativos.
Personalmente, llevo años tratando de encontrar una colonia que no me resulte empalagosa (el perfume, ni tocamos) y utilizando Zara Baby a 4,95€ así que no sabría apreciarla y tendría que cambiarla seguro.
Estoy demasiado cerca del litro de Nenuco como para valorar el dispendio de Chanel nº 5.

Zapatillas de casa.
¿Te ha pillado el toro, eh? Pues se nota.
Tan ilusionantes como un paquete de arroz, puede que las necesite pero eso no las hace apetecibles en ningún caso.

Peluches.
Es algo que tengo la necesidad de aclarar desde que dejé mi niñez, no fuera ocurrírsele a alguien –normalmente, un varón- presentarse con un puto oso pensando que es algo guay.
Es un muñeco y tengo 15, 20, 25 años… ¿qué se supone que tengo que hacer con eso? ¿De dónde se han sacado los tíos esa idea de peluches y chicas?
Menos mal que ya estoy fuera de edad para estas chuminadas.

Electrodomésticos.
Así, en general, todos están demasiado cerca de ser una batidora y, claro, no podré evitar llevarme un chasco, aunque venga con todos sus accesorios y pueda hacer una deliciosa isla flotante en 5 minutos.



La necesidad no es siempre un buen indicador a la hora de regalar. Me hacen falta unas medias, pilas, betún negro, ibuprofeno 600 mg, una bombilla, unas zapatillas y espero que nada de eso me caiga por Navidad.

14 diciembre 2015

¿Y si volvemos al álbum?

Mi infancia está en un álbum azul en casa de mis padres, la de mi hijo en millones de fotos y vídeos guardados en todos los teléfonos, cámaras y ordenadores que he utilizado durante estos años.


He retratado tantos instantes de su vida que necesitaría otra para poder verlo todo.
Sé que grabé su primer baño, sus primeras frutas, sus primeros pasos y todos sus intentos comunicativos, aunque ahora no sé exactamente dónde están.
Apostaría a que existe una foto de casi todos los días de su vida, aunque estén guardadas con un nombre tan sugerente como 582LXTWS.

Está todo el material almacenado, desordenado y disperso en tarjetas de memoria, en discos duros, en carpetas, en alguna parte, en algún dispositivo. Megas y megas de recuerdos que no harán más que aumentar, porque seguiré haciendo fotos y vídeos a mansalva. Y los guardaré en mi teléfono hasta que no quepan más. Y entonces lo pasaré todo al ordenador y se guardarán con un una nueva y confusa combinación alfanumérica 579HXMW.
Calculo que seguiré así hasta acumular un terabyte o hasta que cumpla los 12, que es cuando termina mi álbum. No sé si será el tope de interés paterno o es que a mis padres les tocaba comprar el siguiente tomo y decidieron dejarlo, como en la adolescencia estamos tan feúcos.


Tal vez sea una buena idea empezar a imprimir. Hacerle un álbum, en lugar de darle un USB cuando sea mayor, y que pueda ver los momentos estelares de su vida, en vez de su infancia en tiempo real.
Total, sólo son cinco años de material sin clasificar…



10 diciembre 2015

Una fotógrafa: Vivian Maier.

Fue descubierta por casualidad y así es como yo la he encontrado.


03 diciembre 2015

Las decisiones de cada día.

Todos los días hay un montón de decisiones pereza que tomar, desde que abrimos un ojo hasta que caemos rendidos. Y siempre son las mismas.

  • ¿5 minutos más?
  • ¿Me lavo el pelo?
  • ¿Qué me pongo?
  • Uniforme pero ¿pantalón largo o corto?
  • ¿Cojo el paraguas?
  • ¿Abrigo más al niño?
  • ¿Me cambio de bolso?
  • ¿Qué le pongo de merienda?
  • ¿Qué puré me llevo a la oficina, calabaza o verduras de la huerta?
  • ¿Otro café?
  • ¿Imprimo en blanco y negro o a color?
  • ¿Hoy o lo dejo para mañana?
  • Responder o no responder al mail, he ahí la cuestión.
  • ¿Digo algo?
  • ¿Apagar o bloquear el PC?
  • ¿Hago la compra o aguanto otro día?
  • ¿Más dibujos o me estoy pasando de confort?
  • ¿Quiero ser Hulk o el Capitán América?
  • ¿Baño rápido o ultrarrápido?
  • ¿Bronca o hacerme la sueca?
  • ¿Qué cenamos?
  • ¿Verduras o tiramos por el camino fácil?
  • ¿Con o sin kétchup?
  • ¿Qué cuento leemos hoy?
  • ¿Libro o ver una serie?
  • ¿De qué coño escribo hoy el post?


Ojalá sirviera la moneda.

30 noviembre 2015

No sin mi kleenex.

Hay muchas categorías de personas, yo soy de las que siempre necesita un pañuelo.

Congested by Abigail Thompson

No tiene por qué ser exactamente un kleenex, valen papel de cocina, servilletas, papel higiénico, seca-manos… Cualquier cosa con un poco de celulosa hace la labor.
Siempre llevo uno encima, aunque rara vez tendré un paquete a mano.
En todos mis abrigos, hay uno hecho un gurruño.
Los voy trasvasando de bolso en bolso hasta su desintegración total.
Van a la lavadora olvidados en un pantalón y vuelven al armario petrificados.
En cuanto me visto, me meto uno al bolsillo que me acompañará toda la jornada. Lo mismo cuando me pongo el pijama. Eternamente cargando con uno.
Voy dejando una estela de bolas de papel.


Soy esa clase de gente...


26 noviembre 2015

No tengo nada que comprarme.

Hay temporadas en las que todas las marcas parecen hacer alguna clase de pacto –contraviniendo las leyes antimonopolio y la lógica más básica- para que no haya nada apetecible en las tiendas.

Hangers by Kristin Mueller

Es como si las mentes pensantes de la moda hubieran hecho esta colección otoño-invierno a desgana. Se les nota desmotivados, aburridos, sin entusiasmo, “vamos a ver si terminamos esta temporada que tengo unas ganas de irme para casa y tirarme en el sofá…”. Y, claro, en ese plan, no hay quien encuentre nada en las tiendas.
Lo he intentado en todas partes (bueno, me refiero a H&M, Zara, Mango y tal) y, nada más entrar, ya me quiero ir. De un vistazo sé que poco tengo que hacer allí. Y cada vez me da más pereza intentarlo, llevo un par de meses buscando lo que sea sin resultados.

Tal vez hayan caído presa del síndrome no-tengo-nada-que-ponerme, que para un diseñador tiene que ser de lo peor. Y, como hacemos todas en estos casos, toca tirar por la calle de en medio y vestirse con cualquier cosa que encuentres por casa. Así que se habrán visto obligados a tirar de diseños del fondo del cajón, de ideas escondidas en una balda poco accesible o de bocetos colgados debajo de tres abrigos.
Y se nota que no sabían qué ponerse, mirar en las tiendas es como hacerlo en mi propio armario una mañana cualquiera, ¡qué pereza da todo! Demasiado corto, largo, prieto, grande, gordo, corto pero, sobre todo, ¿eso no lo tengo ya desde hace tres años?


Para comprar con desgana, me quedo con lo que tengo. Sólo espero que el asunto remonte y alguno de los camiones semanales traiga ideas más apetecibles o nos veo con una nueva hornada de chamarras vaqueras entalladas.


23 noviembre 2015

Un cómic para papá.

Soy muy fan de Guy Delisle, cualquiera de sus libros me parece un regalo fantástico -mucho más si no has tenido el placer de conocerlo todavía- pero con “Guía del mal padre” te lo pone en bandeja estas Navidades.


Una serie que es un muestrario de toda clase de meteduras de pata paternas. Es imposible no echarse unas risas y no sentirse retratado, porque todos tenemos nuestro propio anecdotario como malos padres.








19 noviembre 2015

La gran inversión.

La sección de estilo de El Confidencial nos propone los must que toda fashion ha de tener antes de cumplir los 30.


Me he quedado realmente fascinada con su propuesta de “inversión”.
¡Qué grandes gestores de patrimonios! Saben perfectamente cuáles son los mejores productos para maximizar nuestra rentabilidad.
Siguiendo sus sabios consejos, deberíamos colocar nuestros ahorros en gabardinas del Estado, bolsos a plazo fijo, bailarinas del Tesoro o vaqueros con ventanas de liquidez trimestrales. Eso sí, siempre siguiendo la directiva MiFID…

He echado en falta que se aborde el asunto de la financiación, tal vez lo dejen para artículos posteriores como “Las ventajas de comprar a crédito una gabardina” o “Las joyas, nuestro plan de pensiones”.


A estas alturas de la vida –rondando la treintena-, tenemos que invertir en nuestro fondo de armario. Qué mejor forma que dejándose casi 4.500€ en unos pocos artículos:
  1. Vaqueros a partir de los 200€ y hasta más allá de los 400€. Porque que te hagan buen culo, no tiene precio.
  2. Anillo por 319€. Creo que nuestra cartera de inversión se ha quedado corta en joyas. Si sólo destinamos el 6% de nuestro capital, ¿dónde van a invertir el resto?
  3. Camisa por unos moderados 69€. No veo yo aquí mucha tendencia ni mucho de nada.
  4. Es difícil dar con el trench de la foto (a mi ojo inexperto en gabardinas) pero voy a apostar a que estamos ante el modelo The Westminster en su versión larga. 1.695€, ahí queda eso.
  5. Bailarinas a 500€, una pena que sean feas.
  6. Bolso por 1.460€. Recomiendan comenzar por los modelos más baratos e ir aspirando al siguiente, de mayor tamaño y precio. Es como ir pasando las pantallas de un videojuego pero en vez de vidas, te dan puntos bolso.


¿Cobrarán intereses de demora fashion? Llevo casi 6 años de retraso y no tiene pinta de que vaya a dejarme los cuartos en estos artículos tan necesarios y básicos. ¡Una pena!

16 noviembre 2015

Collares de porcelana.

Las Navidades están a la vuelta de la esquina y, entre las miles de cosas pereza que hay hacer, también está nuestra carta a los Reyes Magos.


Las joyas de porcelana de Andrés Gallardo me parecen preciosas, eso sí, será para las que nos hayamos portado súper bien porque no son precisamente baratos.

Yo me voy a pedir alguno de sus collares, que me tienen cautivada, aunque tampoco le haría ningún desprecio a sus anillos y pulseras –los bolsos ya son otra liga presupuestaria-.








¿Qué? ¿Os animáis a poner la porcelana en vuestra wish list?
Yo estoy deseando colgármela al cuello.


12 noviembre 2015

Horario europeo.

En mi casa tenemos horario europeo. No es una cuestión de educación, productividad, ahorro energético o cualquier otra buena intención nórdica, simplemente, a las 8:30 estoy deseando cerrar el chiringuito, con el niño en la cama y la casa en silencio, y dedicarme a lo que quiera.



¿Y cómo conseguir acostar a la criatura a esa hora?
Supongo que hay que empezar desde muy pequeños, convencidos de que es un horario estupendo. Lo más habitual es que dormir –a cualquier hora- no sea una tarea demasiado fácil. Entonces, el Doctor Estivill hace su aparición y en tres días está todo medianamente encarrilado.
Duérmete niño tiene sus detractores pero hay un momento en el que el asunto se vuelve ridículo; tan absurdo que no puedes disimular y ves el circo que estás montando.
La clarividencia me llegó un día que, tras columpiar durante una hora en la hamaca, con el salón a oscuras, una tortuga proyectando estrellas de colores en el techo mientras canturreaba -creo que sólo me faltó hacer malabares en un monociclo-, el tío seguía despierto, con los ojos como platos. Entonces lo supe, había que hacer algo o acostarlo iba a ser un infierno diario.
Y, aunque hubo que aguantar algún que otro llanto, lo conseguimos. ¡Y sigo viviendo de esas rentas!

Desde entonces, seguimos con el mismo horario: acostarse temprano y levantarse ídem. Y como la segunda parte de la ecuación permanece constante -lo tengo comprobadísimo-, por lo menos cerramos la persiana -literal y figuradamente- antes de las 21:00.
Claro que los fines de semana tenemos que seguir una rutina parecida, no vale acostarlo más tarde porque madrugará igualmente pero estará cansado y el día será muy largo y tedioso.
Hay que elegir y prefiero esta espiral a la de tarde-tarde, sólo imaginar que a las 9 de la noche me quedan todavía dos horas de niño potreando, me entran sudores fríos.
Es que a las 11 de la noche un niño está tan pasado de rosca que lo mismo te corre una maratón, con esa energía speedica tan característica, pero yo sí estoy cansada de ser mamá.


Criar es pura supervivencia, hacemos lo que podemos, pero creo que rascar un par de horas a la noche es calidad de vida para los padres.

09 noviembre 2015

El tema estrella: la muerte.

¡Ya ha llegado! ¡La tenemos aquí! Estamos en esa preciosa época de la infancia en la que muerte hace su aparición cada 5 minutos.



El niño ya ha pillado que lo de morirse es un asunto muy turbio. Se está coscando de que es algo irreversible. Intuye que parece irremediable. Y, encima, eso del cielo no termina de convencerlo, si uno no puede volver de allí cuando quiera…


Así que ahora mi vida se divide en momentos en los que hablamos de la muerte y momentos en los que recupero el aliento tras exprimirme la sesera buscando una respuesta tranquilizadora a tan terribles cuestiones.
- Mamá, no quiero que te mueras.
- ¿Por qué la gente se muere?
- No me quiero morir.
- ¿Los abuelos se van a morir?
- No me gusta el cielo.
- ¿Te vas a morir?
- ¡Mira mamá, estoy muerto!
- No quiero que te hagas vieja porque te morirás.
- ¿Si te vas al cielo puedes volver?
- Si se muere toda la gente, ¿el mundo se quedará vacío?
- ¿Cómo vas hasta el cielo si estás muerto?
- Los abuelos son viejos y se van morir.



Demasiada duda existencial, metafísica y religiosa para un niño de cinco años. Y demasiadas preguntas para las que su madre no encuentra respuesta ni consuelo; he llegado a sugerirle el budismo porque “los budistas sí pueden volver del cielo así que tú serás budista si quieres.
Si esto no es una mamá desesperada, que venga Dios y lo vea.


Nota: Las ilustraciones son de hermAna, que es una artista. ¡Gracias!


05 noviembre 2015

La culpa es de Telecinco.

Por sus programas basura.
Por sus valores de mierda.
Por sus colaboradores.
Por Gran Hermano.
Por su apología de la incultura.
Por barriobajeros.
Por la silicona, las extensiones y las pestañas postizas.
Por Belén Esteban.
Por morbosos.
Por ensalzar lo vulgar.
Por todos los chonis.
Porque lo importante es estar bueno.
Por zafios.
Por la fama barata.
Por los gritos y los insultos.
Por la chusma.
Por Mujeres y Hombres y Viceversa.
Por maleducados.
Por hacer negocio con las miserias.
Porque yo soy súper sincera, tía.
Por Sálvame.
Por los bolos en las discotecas.
Por cutres.
Por no tener límites.


Una cadena dedicada a ensalzar la vulgaridad en todas sus vertientes, nos perjudica a todos, la veamos o no.
Una juventud que tiene como meta ser tronista, nos empobrece.
Cuando se jalea la incultura, todos perdemos.
Si miles de personas endiosan a Belén Esteban, apaga y vámonos.

Apago.

02 noviembre 2015

Decoración de habitaciones para niños.

Los niños se van haciendo mayores y sus habitaciones de bebé se les están quedando pequeñas. ¿Cómo pasamos del azul clarito sin obligarles a crecer antes de tiempo?


Para la decoración de dormitorios, me decanto por el gris, el blanco, el beige, el rojo, la madera y el azul. Creo que son una buena manera de poner las habitaciones para niños, modo chico mayor, y dejar atrás el bebé. Es difícil pero, si conseguimos quitar las polainas, también lograremos dejar atrás los colores pastel.



Algunas ideas de decoración de interiores para dejar como nuevo su cuarto:

  • Mezclar alfombras en tonos neutros con estampados diferentes y dar textura y color con fundas nórdicas y cojines.
  • Las letras, los animales –nada de ositos, por favor- o los coches son la clave para dejar un toque infantil en su espacio. Se pueden pegar en las paredes, colgar, en los cojines, en una balda, un marco de fotos…
  • Muy recomendables los colgadores a su altura, nos recuerdan que siguen siendo pequeños y les dan autonomía. Además, les encanta que las cosas estén a su medida.
  • Imprescindibles cajas de todas las formas, colores y materiales para meter y recoger rápidamente todo el desbarajuste de coches, balones, lápices y papeles, construcciones, cuentos.
  • Por último, marcos, vitrinas –bien lejos de su alcance y con unas figuritas dentro, por ejemplo- y algún detalle para rellenar las baldas y estanterías.



¡Et voilà! Con unos pequeños cambios en la decoración, hemos conseguido unas habitaciones para niños chulísimas.
¡Sus nuevos cuartos están listos!



Mis propuestas son de H&M Home, por poner un límite a la decoración de interiores, las posibilidades a buen precio son infinitas...

HABITACIÓN 1
Caja de metal. 7,99€ 
Pizarra. 14,99 €
Estante.19,99€

HABITACIÓN 2
Estante casa. 19,99€
Caja de madera. 19,99€
Vitrina pequeña. 19,99€
Caja de vidrio.19,99€
Pizarra coche. 14,99€


29 octubre 2015

Lógica infantil aplastante.

- Mamá, ¿sabes cuáles son mis dibujos favoritos? Empieza por shuoa. (Léanse las vocales muy rápidamente).
- Pues no sé… ¡La Oveja Shaun!
- La Oveja Shaun empieza por oveja.
- …
- Es El Show de Tom y Jerry.


Lógica infantil: 1.
Mamá: 0


Y así me va la vida, entre derrota y derrota.

26 octubre 2015

Cosas que finalmente tampoco has hecho este fin de semana.

Se me van acumulando las cosas que quiero hacer un fin de semana pero que nunca encuentro el momento. Bueno, momentos posibles hay a patadas, lo que pasa es que una extraña fuerza sobrenatural me retiene alejada de todas esas tareas que me he prometido hacer.
La verdad es que no termino de entender mi actitud, si se supone que harán mi vida mucho más cómoda… El caso es que pasan los meses y no consigo meterle mano a ninguno de los puntos de mi To Do List.
Y mientras más lo deje, más larga se va haciendo la lista porque, no sólo tengo que guardar las sandalias en el altillo, sino que además necesito poner tapas a dos pares de zapatos.



Ahora mismo, tengo sobre la mesa los siguientes temas pendientes:
  • Ir a IKEA a por cosas muy pereza tipo funda para la tabla de planchar, un estor o pinzas para cerrar bolsas.
  • Recoger las montoneras que se han reproducido tras mi último intento de eliminarlas. ¡Han vuelto y con más fuerza que nunca!
  • Guardar mi ropa de verano. Me he saltado guardar la ropa del invierno pasado, que se mezcló con la de verano que nunca llegué a sacar del todo. Ninguno de los dos procesos concluyó de forma satisfactoria pero ya ha llegado el momento de enfrentarse al otoño-invierno 2015-16.
  • Guardar la ropa de verano del enano. Sigo la misma estricta disciplina para mí y para mi vástago, no hubo cambio oficial de temporada así que ahora hay un batiburrillo de bermudas, pantalones de pana, camisetas, punto gordo, bambas, botas…
  • Ordenar mi armario. No es suficiente con guardar, llega un momento en el que hay que deshacerse de cosas. Pero una nunca sabe qué se querrá poner en febrero, tal vez sea el momento de darle otra oportunidad a aquel vestido abandonado desde el invierno del 2010. ¡Es tan difícil!
  • Ordenar el de mi hijo. Los cálculos a ojo no sirven de nada y resulta que se le ha quedado todo pequeño, corto, prieto, roto, ajado.
  • Recoger la biblioteca. Es un almacén de juguetes y trastos así que no me caben los libros pero sí un parchís, la casa de Peppa Pig, una vajilla de juguete, 4 cestos llenos de coches. A lo mejor si le cambio el nombre por trastero dejo de agobiarme por cómo está (un agobio muy teórico) y lo tacho de la lista.
  • Hacer la compra. Es una tarea que siempre está pendiente, aunque acabe de ir al supermercado -siempre se me olvida algo vital tipo detergente para la lavadora-. Y luego está Opencor, que resolviéndote las papeletas a deshora, sólo te ayuda a posponer otra semana más.
  • Tirar cosas en general. Al final va a ser la única manera de resolver todos los puntos anteriores (menos el de la compra, ése siempre está ahí).


Y hoy, como rezo todos los domingos, “del finde que viene no pasa”.


22 octubre 2015

Mini-superhéroes.

Con la excusa de Halloween, hemos comprado un disfraz de superhéroe que, estando en el top 3 de mamá-sabes-una-cosa, no sé cómo no teníamos todavía.
Por supuesto, salimos de la tienda con él puesto -máscara incluida- para desconcierto de la dependienta, los clientes y los viandantes. Y, sobre todo, para risas de su madre.


Aunque ya se había disfrazado antes, esta vez fue distinto. Se metió de lleno en el papel. Interiorizó sin problemas el tema de la doble identidad, aunque a su modo: él sabía que no era Spiderman pero los demás no. Y así se paseaba él, henchido de orgullo y tieso como una vela, convencido de que lo tomaban por un auténtico superhéroe. “¡Hola señora! ¡Hola señor!” saludaba a los paseantes.
¡Cómo disfrutaba del anonimato con su mono y su capucha rojos! ¡Qué felicidad!

Pero había que tomar precauciones, no fueran a descubrir la verdad: “Mamá, córtame las etiquetas que se van a dar cuenta de que no soy Spiderman.”
Y le dio otra vuelta más, ante todo mantener su verdadera identidad de niño de 5 años en secreto, “No voy a tirar telas de araña porque no puedo y sabrán que no soy un superhéroe.”


Y aunque el traje nuevo tenga todas las papeletas para convertirse en una segunda piel (porque un gorro de lana sí pica pero con una capucha acrílica y rasposa que le deja medio bizco se puede jugar, ver la televisión, cenar y dormir), ¡poned un superhéroe en vuestras vidas!



¡Es un auténtico descojono!

19 octubre 2015

Cáncer, ¿cómo te puedo ayudar?

Permitidme que oriente este post hacia las mujeres, no sólo porque es la versión que mejor conozco, sino porque sólo tengo la visión femenina de las preocupaciones, las inquietudes, los miedos.
Aunque mucho de lo que cuente sea común a ambos géneros, los hombres siguen siendo una incógnita para mí, igual que nosotras para ellos…


El mazazo lo recibe la enferma pero la onda expansiva afecta a todos los que la rodean. Nadie sabe qué hacer, cómo ayudar. Tampoco la protagonista de tan amargo trago sabe lo que espera, lo que necesita… Todos nos quedamos bloqueados, llenos de dudas, sin palabras y esperando alguna señal para poder actuar.


Yo no creo que esa señal vaya a llegar nunca. El momento para ayudar comienza cuando conoces la noticia. A partir de ahí, puedes empezar a hacer algunas cosas, tal vez mucho más prácticas de lo que pensabas.

Lo primero en lo que pienso es en su escenario:
¿Tiene hijos?
¿Está separada?
¿Hay padres y hermanos con capacidad y tiempo para ayudar?
¿Tiene señora de la limpieza?
¿Quién hace la compra?
¿Tienen cuidadora?
¿Cuáles son los horarios de todos ellos?
¿Estará acompañada los días que esté en la cama?
¿Quién le hará la comida?
Dependiendo de la respuesta a preguntas tan básicas, irán apareciendo los huecos y sabrás dónde, exactamente, va a necesitar que le echen una mano.
La intendencia familiar, sobre todo con niños de por medio, es una de las mayores preocupaciones. Ella querrá mantener un entorno de normalidad, cierta rutina y algo de equilibrio, pero no va a poder hacerlo sola estando KO 5 días cada tres semanas.

Personalmente, no le preguntaría demasiado. Trataría de coordinarlo todo para, directamente, darle un abanico de soluciones antes de que ella llegase siquiera a plantearse el problema.
Estaría muy bien poder decirle que no se preocupara, que habéis pensado en todo y que esto es lo que se os ha ocurrido:
- El padre lleva a los peques a la parada.
- Uno de los abuelos se encarga de recogerlos, pasar la tarde con ellos y de que hagan los deberes.
- Cuando estés con la quimio, dormirás en casa de tus padres o los niños se quedan en casa de sus tíos (o la opción que penséis que mejor se adapte a lo que ella querría).
- Hemos contratado una señora de la limpieza durante estos meses para que no tengas que preocuparte por la casa.
- Las amigas nos turnaremos para acompañarte al hospital cuando te den la quimio.
- Cuando estés en la cama, iremos a verte, llevarte algo de comer y hacerte compañía para que no estés sola.
- Iremos a tus partes de baja y los entregaremos en tu oficina.

Todo este tipo de gestiones le darán mucha tranquilidad, saber que los días más críticos todo estará atado será un enorme alivio para ella.


El cariño, la preocupación, la compañía, el apoyo, un mensaje de ánimo, una visita tampoco tienen precio, pero esas cosas salen solas.