18 diciembre 2014

La venganza de nuestros padres.

Y, al final, nuestros padres pudieron vengarse de nosotros.

Por los mensajes repetidos hasta la saciedad, y muchísimo más allá.
Por no claudicar cuando su única recompensa era la ilusión de un cambio futuro.
Por las horas de sueño perdidas para siempre.
Por los castigos impuestos y cumplidos sin rendirse en el camino.
Por las infinitas ganas de querer pegarnos un berrido y reprimirse.
Por enseñarnos el valor del esfuerzo.
Porque las cosas se piden por favor y sin llorar.
Por sentirse horribles personas cuando tocaba ser estrictos.
Por su perseverancia cuando nada parecía cuajar en nuestras cabecitas.
Por las luchas con la comida para que ahora disfrutemos con la verdura.
Por todos los “¡Porque lo digo yo y punto!”.
Por tratar de hacernos mejores personas.
Por inculcarnos, a base de sudor -suyo- y lágrimas -nuestras-, el pundonor.
Por perdonar nuestros fracasos.
Por darnos aliento.
Por hacerlo lo mejor posible, aunque fuéramos incapaces de apreciarlo.
Por querernos incluso cuando menos lo merecíamos.

Y, pasados muchos años, todo cobra sentido para nosotros. Ahora, admiramos, sin contemplaciones y rendidos ante la evidencia, su trabajo como padres. Se ha cerrado el círculo, nuestra progenitura nos ha abierto totalmente los ojos y podemos ver que ser padre es una tarea harto complicada.


Pero la comprensión no es suficiente lección; la vida siempre tiene una mejor y mucho más divertida. Nuestros hijos serán iguales que nosotros, con todos nuestros cansinos defectos infantiles.

Ésa será su venganza. Y nuestro castigo.



6 comentarios:

  1. Yo me imagino a papá y mamá con los brazos en alto MUAJAJAJAJAJAJAJJJJ, mientras suena un trueno y un relámpago ilumina su cara de venganza fría...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y seguro que también les destella un ojo de pura maldad.

      Eliminar
  2. Noooooo!!! sólo me entra una sonrisa de incredulidad ante tamaño parecido entre vosotras y yo , y entre vosotras y mis nietos, hacemos lo mismo, sois iguales.
    Gracias tesoro por el reconocimiento, solo tenéis que esperar 30 años para que vuestros niños tambien se den cuenta.
    No os voy a mentir algo de risa maléfica me entra. La Anciana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y yo me recuerdo a vosotros repitiendo a mi hijo todo lo que odiaba que me dijerais...

      Eliminar
  3. Siempre se ha dicho que cuando somos niños pensamos "mis padres lo saben todo", con la edad del pavo cambiamos al "mis padres no saben nada y con la edad adulta terminamos afirmando "cuanta razón tenían mis padres".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hasta que no tuve a mi hijo, no me di del todo por vencida. Pero llegó y hubo que admitir la derrota, ellos tenían razón.

      Eliminar