15 diciembre 2014

Evitando el supermercado.

Cada vez apuro más el tiempo entre visitas al supermercado. Necesitaría acudir con la misma frecuencia de siempre pero es superior a mis fuerzas. Me da una pereza espantosa, a veces, preferiría comer la escarcha de la nevera. Y como voy posponiendo para la semana que viene, que creo con lo que tengo saco una cena para el niño, sólo consigo empeorar el asunto. Ha pasado tanto tiempo desde mi última visita que me hace falta de todo, mi lista de la compra es infinita. Un círculo vicioso del que no soy capaz de salir.


Como la supervivencia agudiza el ingenio, he ido depurando mi técnica y mis recursos han aumentado a la par que mi desidia. Cuento ya con una buena serie de artimañas para postergar la compra sin acabar con escorbuto.

  • Me abastezco como si se avecinara un tornado. Conozco la fecha de caducidad aproximada de todos los productos "frescos". No pillo nada que no dure, por lo menos, 3 semanas. Sé que las natillas aguantan 15 días más que el yogur natural y los huevos más de un mes (no sé por qué siempre he pensado que su vida era de 5 días o salmonelosis).
  • Compro leche y papel higiénico para una familia con 10 hijos, sé que nunca me quedaré sin mercancía tan imprescindible.
  • Tengo un fondo de congelador surtido (verduras, pizza, filetes, croquetas, lomo adobado, pechugas de pollo, puré de verduras, palitos de pescado) que me aporta mucha seguridad. Si la nevera está vacía, veremos qué se ofrece en el compartimento inferior. Si allí no encuentro una salida, voy fatal.
  • He interiozado fenomenalmente la diferencia entre fecha de consumo preferente y caducidad. Como el yogur sólo ha perdido alguna propiedad nutricional (en mi cabeza es una vitamina o algo de calcio, chuminadas), lo que comenzó siendo algún día de más frente al indicado en la tapa, ha terminado en más de un mes. Si no tiene moho, sabe normal y no huele raro, yo me la juego (aunque la olfativa no es una gran referencia para mí, sólo huelo para saber si algo está bueno así que no estoy acostumbrada y todo tiene un olor extraño, ¿no huele la leche mal siempre? Si siguiese ese criterio, siempre la tiraría por el fregadero). Con el peque no voy más allá de dos días, que me da mucho cargo de conciencia y me siento una madre horrible.
  • El puré de brick, es, junto con las cucarachas, lo único que sobreviviría a un holocausto nuclear. Siempre están en fecha, es una cosa… La despensa llena, son muy fáciles de organizar (y de paso echas un Tetris) y duran toda la vida; un comodín estupendo para comer verduras sin pasar por la tienda.
  • Imprescindible tener pasta, arroz y tomate. Un recurso fácil que nunca te deja tirada.
  • Cuando la cosa se pone muy fea, casa de mamá viene a ser como pasarse por Opencor. Pan de molde, pasta de dientes, unos yogures, jamón de york. Aunque nuestra nevera no esté aún en números rojos, un par de tuppers de comida casera son siempre una bendición.


Así que siempre voy al supermercado con la intención de no volver jamás.

4 comentarios:

  1. Te equivocas, Jordi Hurtado también sobreviviría a un holocausto nuclear...y lo sabes.



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    1. Efectivamente, Jordi también sobreviviría. Y en mi casa encontraría todo el puré necesario para abastecerse hasta el fin de sus días -o hasta el vencimiento de su contrato con el Diablo-.

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  2. JajajaJajaja! Yo también tengo ese odio al supermercado, evito la visita hasta que no queda más remedio. He desarrollado todo un recetario de comidas de aprovechamiento del que mi abuela (que no tira ná) estaría orgullosa. Con un tomate, unos calamares congelados y unas lonchas de choped resecas soy capaz de hacer un guiso rico rico y con fundamento, cualquier cosa me vale con tal de no pisar el supermercado

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    1. La necesidad (la pereza en nuestro caso) hace grandes creativos en la cocina, y para muestra el recetario de Mamá Tenazas. Creo que tu abuela lloraría de emoción viendo lo lejos que has llegado.

      Y cuenta con el limón pocho que tengo de atrezzo en mi nevera. Me dará pena separarnos, son tantos momentos compartidos... Pero lo haría de mil amores si necesitas dar ese toque especial a uno de tus guisos.

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