16 mayo 2013

Eligiendo unas prótesis.

Yo sólo entré en quirófano una vez. Me hicieron una mastectomía bilateral subcutánea y me reconstruyeron el pecho. Básicamente, vaciar dejándote la piel y el pezón y colocar las prótesis.


Portada de El Pecho de Philip Roth (MONDADORI)


El proceso de elección de unas tetas nuevas no es tan evidente.

La verdad es que muchas veces (sobre todo de adolescente) había fantaseado con un mayor contorno y un escote mucho más generoso. Pero así, en líneas muy generales; quería tener más. Lo que nunca me había planteado es cuánto más. Y ésa era la decisión que tenía que tomar. ¿Qué tipo de tetas quería?

OPCIÓN 1
Yo he sido siempre bastante plana así que podía caer en la trampa compensatoria: ponerme las tetas que jamás tuve y añadir los intereses por no haberlas tenido durante 15 años. Una especie de usura tetera con grandes expectativas neumáticas.
Pros: Votos a favor de gran parte de mis amistades masculinas. “Ya que te vas a poner, que te coloquen las Ferrari de las tetas” J. dixit.
Contras: ¿Y si me veo gorda?
Resultado: Demasié.

OPCIÓN 2
Mantener mis contornos de siempre.
Pros: Ninguno.
Contras: Todos.
Resultado: Sería gilipollas.

OPCIÓN 3
Mantener mi talla actual, que no es la de siempre ya que acababa de ser mamá y mi niño era aún lactante así que contaba con un pecho muy digno y un escote del que, por primera vez, estaba orgullosa.
Pros: No existe ninguna incógnita. Sé cómo me quedan y la pinta que tengo. Y me gusta.
Contras: Vuelve el pensamiento usurero, ¿será poco?
Resultado: Opción a valorar seriamente.

DECISIÓN
Finalmente, me decanté por la OPCIÓN 3 con un poquito de la OPCIÓN 1. Ya que estaba en el fregado, añadí intereses de demora (pero a un tipo bastante bajo).

RESULTADO
La verdad es que estoy muy contenta con mis tetas nuevas, me sientan como un guante. Tanto, que ya casi ni recuerdo mi adolescencia, ésta es mi talla desde siempre...


La anécdota de humor negro
La primera consulta con el cirujano plástico fue de lo más curiosa:
- Era un tipo de unos 60 años, con bigote y un aspecto entre señor antiguo y prota de peli porno setentera.
- Yo necesitaba algo de asesoramiento, estaba entre dos aguas...
-Doctor, la verdad es que no tengo muy claro qué talla estaría bien para mí.
-Yo es que soy muy tetero.
-...
-Te pondría más de lo que tienes ahora.
-Vale, pero ¿cuánto es eso?
-Pues bastante más. Mira.
Y sacó unas cuantas prótesis y las colocó sobre la mesa.
- Me sorprendió que el tamaño de las prótesis fuera más bien una cuestión de circunferencia. Me encontraba ante una encrucijada de este tipo:
  

-Yo te recomendaría la tercera o la cuarta.
-¡Pero si son más grandes que mi cabeza! Si me pones la última, sólo necesitaría una prótesis, ¿no?
-Pues las que te estoy enseñando son bastante pequeñas.
-No sé... La verdad es que no me hago cargo, pero para nada, de cómo pueden quedarme.
-Mira, lo que tienes que hacer es lo siguiente: cuando llegues a casa, te pones una camiseta blanca muy pegada y te las pruebas. Como si fuera un concurso de camisetas mojadas.
-...
- Me dio las cuatro prótesis, las metió en una bolsa del Eroski (tal cual) y salí de la consulta.

4 comentarios:

  1. ¿Cómo hará este tío cuando opera narices? ¿te dará una bolsa llena de gafas con nariz y bigote para que te veas la pinta?

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  2. Si, además probablemente sea también muy naricero.

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  3. Desde luego me sorprendería mucho que cogiera tu foto, la procesara en su inexistente portátil último modelo y te enseñara tu posible nuevo aspecto (de cara, de perfil, 3D) con cada una de las 10 versiones de narices que mejor encajan con la estructura ósea de tu rostro.

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  4. Mientras no te plante una prótesis en la cara ni tan mal, aunque pensándolo bien, seguro que también tiene su mercado.

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