20 mayo 2013

Desastres Maternales.





La combinación prisa, tareas por hacer y niño pequeño puede tener un resultado bastante mediocre en lo que a maternidad se refiere. Al final, mi cabeza tira del “Total, es pequeño, no se entera.” para cometer con impunidad los siguientes delitos:

- Poner el baño y darme cuenta de que la temperatura no es, ni de lejos, la adecuada. Esto siempre sucederá cuando él ya esté dentro, claro.
Fría: No hay tiempo para solucionarlo, bañamos a toda caña y secamos rápido para que no se enfríe... Sí, el nivel de autoengaño alcanza cotas alucinantes.
Caliente: Aunque ponga el agua fría a tope siempre saco una versión colorada. Y me da pena, el pobrecito, todo rojo. ¡Pero ya está bañado!

- Darle de cenar tres días seguidos potito de arroz y pollo. Es tan fácil: calentar, echar sal (porque yo los cocino...) y, ¡tachán!, la cena está en la mesa.

-El mismo potito de antes pero, esta vez, porque en dos minutos hemos terminado con la cena y hoy vamos tardísimo.

- El puré anterior puede, además, achicharrar. Pero tú no lo sabrás hasta que él lo haya probado. Entonces, aprovechándome de nuevo de su inocencia, hago “la magia del agua” (que suena súper genial y divertidísimo), cojo su vaso y añado un chorro a la papilla humeante. El resultado nunca es el esperado, siempre queda demasiado frío (en mi cabeza se transforma en un tolerable "fresquito”) pero es que tenía un poco de prisa.

- Hacer fideos con tomate demasiadas veces a la semana. Son garantía de éxito y tardo en hacerlos menos que en bañarle. Es que ahora en los colegios se come muy equilibrado, oiga.

- Freír pésimamente unas croquetas: “Ten cuidado Gordo que queman mucho y están frías”. Ahí me parecí una auténtica perra. Pero, milagros de la ciencia, el calor exterior derritió el interior congelado y me quedaron comestibles. Se las zampó todas.


Es que las prisas son malas consejeras pero incrementan muchísimo los niveles de tolerancia contigo misma.

5 comentarios:

  1. mi excusa es "le haría más, pero a la niña le gusta el tomate crudo y sin aliñar" eso y un colacao de cena tres meses seguidos, total era verano ¬¬

    ResponderEliminar
  2. Yo, como no me queman las cosas de comer, pruebo, me parece bien, y luego le achicharro la boca en cada cena...

    ResponderEliminar
  3. Lola, te sigo desde hace unos días...

    ¡Felicidades por el blog! ¡Buenísimo!!

    La entrada de hoy me ha encantado, es importante no sentirte tan sola ni la única suspendida en tareas maternales: me veo reflejada en muchas situaciones (tengo algunas desastreces mayores pero no las voy a declarar!!). Así los niños se hacen fuertes...comerán de todo y se harán inmunes al frío y al calor!!

    Buen lunes,

    Pilar

    ResponderEliminar
  4. ¡Gracias Pilar! Ya iremos confesando; lo que para una es un crimen, para otra puede ser una salida.
    Pero sí, comerán de todo: patatas del suelo, gusanitos pisados, un poco de tierra...

    ResponderEliminar
  5. Lolis...insuperables tus entradas. Como la vida misma.
    A Lucía le encantan las empanadillas eroskianas. Más fácil y rápido imposible!!. Después de la fritanga deja un cuartito de hora no le vayas a dejar al crío sin paladar...
    Un beso. Antonio.

    ResponderEliminar